martes, 8 de febrero de 2011

Un día que no es hoy, tal vez mañana


Erika González es una hermosa mujer, cuya edad me reservo, pero si puede decir que lleva 25 años dedicada a la costura y el diseño. A las 11 de la mañana tendrá un encuentro con uno de los gerentes de un banco, pues la dama está solicitando un préstamo para montar su propio atelier. El problema es que no tiene propiedades ni fiador que pueda respaldarle. Se ha tomado dos tazas de tilo con un poco de “Gotas del Carmen” para poder manejar su nerviosismo. Pero ella no es la única que atraviesa por este proceso, pues en una pequeña casa ubicada en una populosa parroquia de la ciudad Rubén Martínez sale del baño por tercera vez. Se sienta en un desgastado sofá, echa un último vistazo a un prototipo de un sistema de seguridad para aeropuertos que ha desarrollado. Este ingeniero ve avanzar las manecillas del reloj que cuelga en la sala.

Lo que no sabe nuestra pareja de emprendedores es que Erika deberá perderle el miedo a los aviones pues sus creaciones tendrán mucha demanda en las mejores pasarelas del mundo. Cada vez que ella pasa por un aeropuerto se le infla el pecho de orgullo al saber que el sistema de seguridad por el que pasa, fue desarrollado por un venezolano.

El encuentro de Erika y Rubén con el gerente del banco no será hoy; pero tal vez mañana, cuando los emprendedores y verdaderos constructores de potencias mundiales tengan oídos que les den oportunidades.

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