martes, 14 de junio de 2011

El muslo de pollo en la poceta (PARTE I y II)



PRIMERA PARTE.

Son las dos y media de la tarde de un día miércoles y María se dirige apresurada al baño de la oficina donde trabaja hace dos años. Al llegar, la chica descubre un muslo de pollo navegando a la deriva en las aguas del escusado. La molestia de la joven se hace sentir. A su llamado acuden sus compañeros. Las risas invaden el lugar. Todos, a la venezolana, hacen chistes del acontecimiento; todos menos Patricia, la nueva gerente de recursos humanos, quien sabe que tiene un problema de inconformidad laboral entre sus manos.

Entre murmullos de pasillos comienzan a revelarse algunos nombres de sospechosos, pero todo queda en simples especulaciones. Mientras eso ocurre Patricia se encierra en su cubículo e intercambia algunas llamadas con los colegas gerentes, quienes se hacen eco de las bromas con el “muslo naufrago”. Pero ella no ve la gracia del asunto.

Varias preguntas pasan por la mente de Patricia:

1- ¿Qué habrá motivado al autor del suceso del baño?.

2- ¿Será una simple broma o se estará ante un acto de desacato de las normas de la empresa?.

3- ¿Este tipo de situaciones podrían irse profundizando?.

4- ¿El autor del hecho podría ir más allá y sabotear las operaciones de la empresa?

5- ¿Los trabajadores entienden realmente la gravedad de este hecho?.

No cabe duda de que para la nueva gerente, en el escusado navegaba algo más que un simple muslo de pollo. Luego de este hecho, se tomaron algunas medidas, pero de ellas hablaremos en nuestro próxima publicación en este mismo espacio.


SEGUNDA PARTE.

Ha transcurrido una semana desde que María descubrió al “pollo naufrago” en la poceta del baño de la oficina. Aún se escuchan los chistes sobre el hecho por los pasillos de la empresa. Pero Patricia, la gerente de Recursos Humanos, ya tiene su plan de acción para evitar que estos sucesos vuelvan a repetirse.

1.- Rescató los buzones de Sugerencias. A través del correo electrónico y por letreros en la cartelera pidió a los trabajadores hacer sus aportes para que la compañía mejorara. Le dio a entender a todos que sus sugerencias iban a ser tomadas en cuenta. Y así lo hizo. Cada petición recibió respuesta pública. Por muy loca que fueran algunas de las exigencias. Patricia se encargó de que todos supieran si la solicitud podía ser ejecutada o no por la empresa.

2.- Incrementó evaluaciones más frecuentes sobre el personal. De acuerdo a los resultados se invitaba a los trabajadores, a que voluntariamente tomaran talleres para mejorar sus destrezas. Esto motivó mucho a la gente. Las evaluaciones mostraron que un par de personas no estaban en armonía con las metas de la empresa y que incluso se sentían incomodos en el lugar, a ellos se les dio la libertad para buscar otra compañía que cumpliera con sus expectativas.

3.- Rescató los valores de la empresa. Hizo campañas internas para recordarle a los trabajadores el porqué eran parte de esa compañía. Además, les informó que cada uno era responsable del éxito o los fracasos que pudieran venir, y que la organización siempre apostaría a su gente y a sus clientes.

Espero que alguna de las acciones que se comentan en esta historia, recreada con personajes ficticios, te ayude a mejorar el ambiente de tu empresa.


Twitter@jesusguillermo1


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