lunes, 7 de noviembre de 2011

“Nada es tan grande como para no intentarlo”.


El poder de la frase acuñada por Maickel Melamed es tal que deberíamos repetírnosla varias veces al día para convertirla en un mantra que nos proteja contra el pesimismo, en energizante que nos motive a seguir adelante en los momentos difíciles, en excusa para no temerle al tamaño de los obstáculos, en grito de batalla y testimonio de nuestras victorias.

Tras cruzar la meta del emblemático maratón de Nueva York, disputada este domingo, una vez más el criollo nos dio muestra de ejemplo de constancia. Su problema de motricidad se combinó con su voluntad para forjar a un motivador de primera línea.

Les juro que al escribir estas líneas no deja de erizárseme la piel y sentirme contagiado con sus ganas de gritarnos que no existe impedimento para alcanzar nuestras metas.  Que hay que intentarlo todas las veces que sea posible.

Maickel tu mensaje ha llegado y espero que se quede retumbando en nuestros oídos por mucho tiempo, hasta derrumbar las pareces de los miedos que nos paralizan. Que tus palabras sean tan fuertes que nos movilicen hacia el cumplimiento de nuestros sueños. Que no quede en vano cada paso tuyo, cada gota de sudor, cada lágrima de tus padres, cada suspiro de  tus amigos.

Iniciamos muy bien la semana: un campeón cumple sus objetivos en Manhattan y una venezolana es la nueva soberana de la belleza mundial. Las buenas noticias alegran el corazón y lo llenan de ganas de seguir cosechando éxitos. Después de todo “nada es tan grande como para no intentarlo”.


Twitter@jesusguillermo1  


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